La Carta Natal
Cualquier comprensión del lenguaje de la Astrología comienza por entender qué es lo que puede y lo que no puede decirnos el horóscopo natal.
Cualquier comprensión del lenguaje de la Astrología comienza por entender qué es lo que puede y lo que no puede decirnos el horóscopo natal.
La Astrología estudia el movimiento de los cuerpos celestes de nuestro sistema planetario proyectados sobre la franja zodiacal.
La revolución de la Tierra determina, al ojo humano, el aparente movimiento del Sol, también considerado por los astrólogos como “móvil” dentro del Zodiaco.
Todo lo que limita y frena, frustra y conlleva graves responsabilidades entra en la competencia de Saturno.
Solemos olvidarnos de que, mayoritariamente, las relaciones no se establecen para ser feliz, sino para rellenar algún rincón incompleto de nuestra psique, y por lo tanto constituyen un proceso de crecimiento más que un fin en sí mismas.
Los celos son una emoción que tortura mucho a quien la siente. Puede ser obsesiva y en ocasiones lleva a realizar actos de los que el celoso se puede arrepentir mucho, ya que nubla la razón y no deja pensar con claridad cuáles van a ser los resultados de los actos.
En cada nativo de los signos del zodiaco hay una inclinación a vivir el amor de una manera determinada, y se producen una serie de situaciones de acuerdo a las inclinaciones y tendencias que manifiestan. Pero hay que saber que cuando se habla de características de signos siempre se trata de generalidades.
Cualquiera que esté familiarizado con la Astrología, conocerá que el ascendente es, usualmente, más evidente que el signo, en el comportamiento de la persona, y en su manera de relacionarse con los demás.
Los momentos malos de las relaciones afectivas las vive cada nativo de cada signo de acuerdo a sus características personales y cómo se relaciona, habiendo notables diferencias.
En el ilustrado y académico siglo XXI, la palabra destino parece una herejía en determinados ámbitos. La muerte ha sido separada de su unidad original con el destino, y transformada en una entidad clínica, en vez de una vivencia metafísica.
Las relaciones de pareja son complicadas, sujetas a múltiples incidencias y altibajos. La Astrología tiene mucho que decir de cómo las viven los nativos de cada signo, según su carácter, personalidad, temperamento y pulsiones más o menos conscientes.
Cada nativo de cada uno de los signos del zodiaco tiene predilección y le conviene un tipo de actividad física que le mantenga ágil, fuerte y le relaje.
Los antiguos (sabios en muchos aspectos) dividieron la ronda zodiacal en doce constelaciones, y asignaron su nombre a los doce sectores del Zodiaco.
Las relaciones entre signos del zodiaco son una generalización de un estudio preciso y concreto que aborda todos los elementos, que es la Sinastría. Este estudio de compatibilidad entre dos personas analiza las influencias de uno a otro individuo, en su interacción y nexo, en los planos espiritual, intelectual, emocional y físico.