Todo lo que limita y frena, frustra y conlleva graves responsabilidades entra en la competencia de Saturno.
Solemos olvidarnos de que, mayoritariamente, las relaciones no se establecen para ser feliz, sino para rellenar algún rincón incompleto de nuestra psique, y por lo tanto constituyen un proceso de crecimiento más que un fin en sí mismas.
LA POSICIÓN DE SATURNO EN LAS SINASTRIAS
De esta manera, está implícita la idea de que una relación que estimule el crecimiento no puede existir sin ningún tipo de limitación o sufrimiento, debido a que por la ignorancia que tenemos de nosotros mismos, tendemos a exagerar el dolor y minimizar el crecimiento.
Normalmente, en la mayoría de las relaciones, hay tanta proyección inconsciente y tan poca percepción objetiva de la verdadera naturaleza de nuestra pareja, que cualquier esfuerzo que hagamos para elevar la relación a un nivel consciente aportará inevitablemente sufrimiento: el dolor del enfrentamiento con uno mismo.
Este proceso del crecimiento mutuo mediante el desarrollo del autoconocimiento, coloca al tema de las relaciones íntimas personales bajo la influencia de Saturno, aunque sería a priori dudoso que este planeta tuviera algo que ver con el amor.
Sin embargo, Saturno está exaltado en Libra, puesto que las relaciones pueden ser nuestro educador más maduro, y una de nuestras fuentes más ricas de desarrollo.
A menudo pasa que a la naturaleza maléfica de Saturno se le eche la culpa de los aspectos más difíciles de cualquier encuentro, pero por lo general, se olvida que el arte de relacionarse no es un valor de primerísima importancia; pertenece al mundo del sentimiento y de la intuición más que al mundo lógico y concreto del cuerpo y del intelecto.
Como consecuencia, tenemos caracteres positivos y negativos, porque, aunque tenga que expresar algunas características inferiores o inmaduras, también contiene los gérmenes de aquellas cualidades necesarias para acabar de formar la personalidad consciente.
La posición de Saturno por Casa y signo simboliza la sensación de inadecuación o de vacío que puede afectar a otros elementos de la personalidad, reflejados a su vez en los aspectos de Saturno con otros planetas.
Si lo estudiamos con profundidad, Saturno ofrece una imagen detallada de lo que la persona no desea ver de sí misma. De manera que luchará contra este sentimiento de inadecuación y frustración, con la intensa necesidad de dominar y controlar algo que está tocando esa zona secreta y dolorosa. La intensidad solo desaparece cuando la sombra se hace consciente, y en ese momento, el conflicto se convierte en una elección deliberada, basada en un código ético y moral.
El orgullo personal, los condicionantes sociales o el apego a la propia autoimagen pueden hacer que el individuo no quiera reconocer algunas de sus características e inclinaciones. En la medida que lo hace queda más integrado, se vuelve más tolerante, se domina más a sí mismo y no se traiciona; no proyecta esta sombra sobre sus parejas.
Lo mismo, pero de sentido contrario, ocurre con las cualidades positivas no desarrolladas, de forma que se siente fascinado por personas que encarnan valores que en él o en ella están en potencia, y que necesitan ser actualizados y vivenciados, ya que reclaman su expresión.