EL NIÑO TAURO

El niño Tauro nace bajo la influencia del planeta Venus; su elemento: Tierra. Afectuoso y amoroso, este pequeño “gourmand” siempre sonríe satisfecho desde su cuna. Espera con gran expectativa el momento de la comida, listo para saborear los pequeños placeres de su corta existencia. Apreciará las nuevas incorporaciones a su régimen alimenticio, a pesar de que no es muy dado a aceptar los cambios.

Obstinado, el niño Tauro marcará su propio ritmo, pausado y calmado… ¡No esperes que obtenga una medalla por ser el primero en gatear o caminar! Sus lentos progresos no deben causarte alarma. Una vez que aprende algo lo hace de forma concienzuda y para siempre.

Para ellos es importante la disciplina, necesitan reglas y una estructura familiar firme y previsible. Ante cambios en su entorno (una nueva guardería o la llegada de un hermano, entre otros) tómate el tiempo necesario para conversar con él sobre el cambio de reglas o su rol como hermano mayor. El niño Tauro requiere de explicaciones, sé explicita y no dudes en ser franca y sincera… ¡No te impongas! Juegos y actividades.

El color rosa, el azul pálido y el verde (y los tonos pastel en general) son los colores de Tauro; tómalos en cuenta para la decoración de su habitación. Disfrutan del contacto con la naturaleza, los paseos al parque o al zoológico, cuidar de una mascota cuando están en edad escolar. Los juegos de armar y construcción, así como las actividades manuales les permite descubrir a plenitud sus sentidos. Estimula su creatividad con un… ¡pequeño atelier!¡A aprender! Cómo convivir con el niño Tauro y… ¡mantener la serenidad!

Los pequeños Tauro carecen a veces de confianza en sí mismos. Estimula y celebra sus logros. Ayúdale a comprender la importancia del esfuerzo para lograr sus objetivos. Fortalece su buena disposición para realizar las tareas asignadas y la importancia de la constancia y eficiencia para su realización.

Recuérdale con frecuencia tu amor por él y lo importante que es para la familia. Enséñale la necesidad de compartir y de dar para equilibrar su tendencia a ser posesivo. El niño Tauro es mimoso, dulce, expansivo y fiel; su amor es eterno. La expresión de su cara es un verdadero barómetro de su humor.