EL NIÑO ARIES

El niño Aries viene al mundo regido por el planeta Marte, caracterizado en mitología como el Dios de la Guerra. Evidentemente, darán mucha guerra, serán inquietos, impetuosos y emprendedores. Fieles representantes de la analogía del signo, son los iniciadores, los pioneros, el primer signo del año, nace con la fuerza y la esperanza en el futuro de la primavera.

Tu hijo Aries querrá por encima de todo ser el centro de la escena y no regateará esfuerzos para llamar la atención. Llorará y gritará cuando lo dejen solo con tal fuerza que tus vecinos pensarán que casi lo torturas y no habrá forma de hacerle comer lo que él ha decidido, que aunque se pare el mundo, él no comerá. El niño Aries no será fácil de controlar y el decirle que no a algo; traerá como respuesta una mirada arrogante y desafiante, reclamando sus derechos de rey de la casa.

Será fuerte y activo. Tanto los niños como las niñas Aries sentirán una irresistible atracción por lo prohibido y por lo peligroso. Mucho cuidado con las caídas y las heridas en la cabeza y en la cara. El niño Aries tiene propensión a los accidentes, por decirlo sin exagerar. No dejes a su alcance cosas que pudieran herirlo, pues su curiosidad es casi tan acusada como su arrojo y no mucho tiempo después de nacer querrá explorar el territorio a su alrededor y es posible que en ocasiones se haga daño. Sin embargo, no por esto se amedrentará. Son niños que intentan superar sus propias marcas y hay que empezar a disciplinarlos desde muy pequeños.

Cuando sea un poco mayor te dejará sin aliento con sus afectuosos abrazos de oso. Generalmente los niños aries son cariñosos y demostrativos, con un orgullo muy frágil y sensibles sobre todo a la opinión de los demás. Se colocarán delante de la televisión en el momento más interesante de la película, a contar el último chiste que han oído o a narrar con todo detalle la hazaña deportiva del día. Sus padres advertirán que puede comportarse como una criatura totalmente irrazonable si se le lleva la contraria, pero su enojo no es duradero. Tras una explosión periódica, el niño Aries mostrará una amplia y radiante sonrisa de triunfo.

En vez de avergonzarlo para que estudie, hay que desafiarlo. Basta con decirle que probablemente él (o ella) sea un poco lento, pero que se le quiere de igual forma. Él se apresurará en demostrar la ridiculez de esa teoría. El niño Aries tendrá una imaginación fértil, será soñador, idealista, duro y práctico. Por encima de todo querrá ser el líder. Su aparente arrogancia esconde la duda de si realmente lo quieren y admiran. Necesita mucho afecto para alejar a esos fantasmas.

No hay que darle órdenes, sino pedirle con una sonrisa que haga las cosas. Al mismo tiempo, el niño Aries necesita disciplina, autoridad y responsabilidad, pero eso -y otras cosas- se les enseñará más rápidamente con una lógica directa y un sincero afecto. Dile lo que te gusta de él y así nunca (o casi nunca) hará lo que no te gusta.